jueves, 13 de marzo de 2008

4.- La Incertidumbre


Con el transcurso de los días, en el puerto de Valparaíso se comienza a sentir fuertemente los efectos del bloqueo, el comercio comienza a sufrir un daño irreparable, con ello los inmigrantes que habían arribado al puerto en busca de un mejor vivir ven que sus sueños se esfuman por el conflicto. En aquel tiempo la ciudad de Valparaíso tenía entre su población un muy considerable cantidad de inmigrantes, los cuales se iban quedando en esta, después de recorrer gran parte del mundo en aquellas largas navegaciones comerciales, especialmente marinos mercantes y balleneros, a su vez familias que en busca de un mejor porvenir encontraban en este lugar en el fin del mundo una nueva posibilidad de mejorar sus vidas. Es por esto que la presión de los políticos chilenos, más las colonias residentes con sus representantes, en intentar terminar con el bloqueo fue una de las labores más arduas en ese periodo, más aún con el conocimiento claro de que las intenciones de los bloqueadores era de bombardear el puerto si no se cumplían sus exigencias. Situación que el Presidente Pérez veía como muy lejana, pues en aquella época en la cual el honor bastaba reflejarlo solamente con la palabra, era imposible pensar que alguien fuera destruir una ciudad sin defensas. Pero el mando de la Escuadra española también se encontraba en un serio dilema pues las ordenes recibidas debían ser cumplidas. En medio de esos movimientos políticos entre los países implicados y representantes de otras naciones, se intento en reiteradas oportunidades manejar el problema pero el realismo hacía presagiar que el tiempo pasaba y nada se había logrado para resolver el problema en forma pacifica.

En medio de esto el Presidente Pérez comienza a apoyar, por medio del Ministerio de Guerra y Marina, la construcción de armas que puedan rechazar a los buques bloqueadores, para esto se utilizarían los medios navales en tierra existentes, como los eran los Arsenales de Marina, pero al mismo tiempo se pondría a las pequeñas maestranzas a apoyar estos ingenios militares. Es así como se inicia el financiamiento de dos submarinos para atacar a los buques de la escuadra Española. Mientras tanto los pocos medios navales existentes se encontraban en los canales del sur de Chile, pues su escaso o nulo poder de fuego, hacía improbable cualquier victoria sobre las naves españolas, a no ser por el hecho de la brillante captura de la Goleta Covadonga, en una hábil maniobra naval.

En tanto el Almirante Mendez Nuñez se encontraba con la incertidumbre de como actuar ante la situación poco favorable que se encontraba, pues él tenía claro que después de bombardear el puerto de Valparaíso debería continuar con el puerto del Perú, y que todo esto le cerraría por siempre el acceso a todos los puertos de América del Sur.